Nota y Fotos por: Silver Juárez Arce
En las calles del centro de Chihuahua, la tradición de los boleros que recorren la ciudad con su cajón lleno de pinturas, cepillos y herramientas para limpiar el calzado está al borde de la extinción. En un encuentro casual, tuvimos la oportunidad de conversar con Octavio González, un bolero de cajón que ha dedicado 40 años de su vida a este oficio.
«Ya no es como antes, cuando veías a muchos boleros en la calle con su cajoncito de madera, sus cepillos y tintas. Antes, andábamos muchos por ahí, pero ya casi no se nos ve», compartió Octavio, evidenciando la disminución de la presencia de boleros ambulantes en las calles de la ciudad.
A diferencia de los boleros establecidos en la Plaza de Armas, Octavio no tiene un lugar fijo y se desplaza por distintas zonas. «Este es más bien un hobby para mí. Trabajaba en Santa Eulalia, y cuando salía temprano de mi trabajo, me venía a bolear para sacar unos pesos extras. Ahora, lo hago de 9 a 1», explicó González sobre su rutina diaria.
A pesar de la escasez de boleros de cajón o ambulantes , Octavio se ha mantenido en este oficio, ofreciendo sus servicios a quienes buscan una buena boleada para su calzado. Sin embargo, reconoce que ya no es tan común ver a boleros como él en las calles.
En cuanto a su relación con los boleros establecidos en la Plaza de Armas, Octavio mencionó que no ha tenido problemas con ellos y que, a pesar de no pagar un permiso específico, su presencia está avalada por las autoridades de gobernación.
Aunque la tradición de los boleros ambulantes enfrenta desafíos, Octavio González continúa llevando consigo su cajón de herramientas, listo para embellecer el calzado de aquellos que lo requieran para asi poder llevar un ingreso extra a su hogar. Si bien su presencia es menos frecuente, Octavio representa a esos boleros que han resistido el paso del tiempo, contribuyendo a preservar una tradición que, de otra manera, podría perderse en Chihuahua.