Carlos Manzo no murió: lo asesinaron. Y su legado no puede ser sepultado bajo el silencio ni la impunidad.

Hoy, mientras despedimos a un hombre que hizo de México su causa, exigimos al gobierno federal que actúe con la misma convicción que Carlos nos enseñó: con valentía, con ética, con compromiso. No basta con homenajes. No basta con palabras. Necesitamos verdad. Necesitamos justicia.

¿Quién ordenó su asesinato? ¿Quién se beneficia de su ausencia? ¿Por qué el Estado calla cuando debería gritar?

Carlos fue un sembrador de esperanza, un defensor de lo público, un faro en tiempos de oscuridad. Su muerte no puede quedar impune. No lo permitiremos.

Exigimos al gobierno federal:

• El esclarecimiento inmediato y transparente del crimen.
• La identificación y castigo de los autores materiales e intelectuales.
• Protección para quienes continúan su lucha por un México más justo.


Porque honrar a Carlos Manzo no es llorarlo: es continuar su causa. Es transformar el dolor en acción. Es convertir su memoria en exigencia.

Hoy, más que nunca, México nos necesita despiertos.

Justicia para Carlos Manzo. Justicia para todos los que luchan por un país mejor.